sábado, 7 de marzo de 2015

No hay PATO que me venga bien


Lo conocí cuando me quebré una pierna y llamé a un medico a domicilio, vivía sola y no me podía mover.

Me alivió el dolor, secó mis lágrimas y me llevó al hospital a enyesarme desde el tobillo hasta la nalga.

Entre visita y visita fui tejiendo a su alrededor una tela de araña con suaves palabras como:”No tengo quién me cuide”, “No me puedo mover”, “Estoy tan aburrida” etc etc etc

Mis mensajes lo atravesaron como un rayo y se apiadó de mí, acondicionó su auto para que pueda entrar un metro de pierna enyesada y así fue que lo acompañé todos los días durante dos meses a sus visitas médicas.

Yo lo esperaba en el auto leyendo y cuando volvía le preguntaba el diagnostico.

Una noche cocinó un pato a la naranja, primera y última vez que comí pato (aprecio a los patos) y primera vez que alguien casi desconocido me trató con tanto amor.

Pero yo coherente con mi naturaleza de buscar lo difícil, retorcido y complicado lo dejé pasar.

No hay PATO que me venga bien!!!!

Ema Pil


No hay comentarios:

Publicar un comentario